Al practicar algún deporte en forma regular sin cometer abusos ni sobreentrenamientos, se está favoreciendo al funcionamiento del cuerpo. Cada órgano o sistema tiene una reacción determinada cuando se hace ejercicio. De esta manera usted cuida su salud física y mental.
El deporte beneficia al sistema cardiovascular, reduciendo el riesgo de arterioesclerosis y la
posibilidad de un accidente coronario. Baja la presión sanguínea, ayuda
a adelgazar y facilita el trabajo del corazón. Provoca una dilatación
de los vasos periféricos, haciendo que llegue a ellos mayor cantidad
de sangre, la que carga oxígeno. El corazón, como cualquier músculo, se
desarrolla más cuanto más trabaja, se vuelve más eficiente moviendo
mayor cantidad de sangre, disminuyendo el número de contracciones que
necesita.
El deporte también beneficia el
sistema respiratorio, aumenta la capacidad de ventilación del pulmón y
del consumo máximo de oxígeno. El deporte retrasa la pérdida de masa
ósea; nos ayuda a evitar o a mejorar la artrosis, la osteoporosis y la
artritis reumatoide. Aumenta el grosor de los huesos haciéndose
resistente a golpes y lesiones. Los músculos se vuelven más resistentes
y elásticos, aumenta la masa muscular y su resistencia.
Al hacer actividad física, ponemos en
movimiento el cuerpo y a los órganos internos también, el intestino
aumenta su motilidad, reduciendo el estreñimiento y disminuyendo la
incidencia de cáncer de colon.
Gracias al deporte, los riñones
reciben mayor irrigación sanguínea, mejorando su funcionamiento a
largo plazo, se reduce de peso ya que el cuerpo utiliza los azúcares
para obtener energía, llegando el momento en que empieza a utilizar las
grasas y reduce el estrés. El sistema nervioso entero recibe
beneficios, y por último recibe un beneficio social ayudando la
integración social y nos hace más felices, disminuyendo también el
riesgo de enfermedades como la depresión y la ansiedad.

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